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Todos tenemos un día que he llamado el día del quiebre, el día del antes y después, el día que se abrieron tus ojos. Ya sea en lo emocional, en lo físico o espiritual, hay un momento en nuestra vida que tendremos ese día. El día de la decisión.

Reencontrarse con Dios, con otros o consigo mismo muchas veces viene precedido de una pérdida, crisis o fracaso. Mucha gente vuelve a orar a Dios cuando está en la crisis, algunos hijos se reencuentran con sus padres cuando el problema se sale de sus manos. El reencuentro es una oportunidad para retomar una relación o una decisión.

En Lucas 15, Jesús habla de la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo perdido. La oveja se perdió naturalmente; la moneda se perdió accidentalmente; y el hijo se perdió voluntariamente. En todos los casos, alguien salió a buscar lo que se había perdido (Lucas 15: 4, 8, 20).

En las dos primeras historias tanto el pastor que busca la oveja, como la mujer que busca la moneda son insistentes en dejar lo que están haciendo por hallar lo que se ha perdido, esto nos habla del valor que tenemos a los ojos de Dios, quizás te veas como un billete arrugado y que ha perdido el olor a nuevo, pero puedo asegurarte que ese billete no ha perdido su valor, yo he pagado con billetes pegados con cinta pegante, algunos les falta pedazos, igual son aceptados, porque aunque para mis ojos no sean los mas bonitos, no soy yo quien les da el valor, su valor ya viene intrínsecos en ellos por el banco general del país que pertenezcas. De igual manera tu valor no lo dan los hombres, o lo que ellos piensen de ti, tu valor esta determinado por el precio que Jesús pago con su sangre en la cruz del calvario, por eso, como el pastor de la parábola puede dejar 99 ovejas por rescatar solo una, vales demasiado.

En la historia del hijo pródigo este muchacho tomó la decisión voluntaria de alejarse de la casa de su padre, hizo uso de su libre albedrío, fue consciente de su decisión, la cual era irse para vivir la “vida loca”. Lo cierto es que al poco tiempo termino en una crisis donde el dinero acabo y con ello los amigos, y empezó una etapa de hambre, tan fuerte que empezó a comer la comida de los cerdos de un granjero que le dio trabajo para obtener algo de comida.

Hasta que un día, llegó el día de tocar fondo, llegó el día de la reflexión, el momento del quiebre, el día donde se propició un reencuentro.

Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.

Lucas 15:17-19

  1. Reconocer.

    Ese volviendo en sí significa mucho, fue una introspección, quizás el hambre fue el detonante, pero todos sus sentimientos y arrepentimiento estaban dirigidos a su padre, de igual manera, la crisis puede ser detonante para buscar a Dios, pero realmente Dios no quiere apagar incendios en nuestras vidas, el anhela ser un Padre para estar siempre dispuesto a escucharnos y recibirnos.

Si queremos empezar a reedificar, volver a construir, iniciar un nuevo camino sobre el dolor de nuestros errores, lo primero que tenemos que hacer es reconocer que nos hemos equivocado, tener la madurez para perdonarnos a nosotros mismos, y obviamente a otros, sea que nos hayan lastimado, o como en el caso del hijo Pródigo, el había menospreciado el consejo de su padre.

En los centros de ayuda en alcohol o drogadicción, tienen terapias de pasos para ayudar a los adictos a retomar sus vidas alejados de los vicios y siempre el primer paso es: “Reconocer que tienes un problema”.  De igual manera en tu vida no podrás avanzar si sigues amarrado a tu orgullo, o al pasado, llegará un momento que esa cuerda no cederá más, siempre te limitará, te hará volver frecuentemente atrás.

2. Tomar acción.

Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.

Lucas 15:20

Efectivamente como lo compartí en el devocional “Nuevos comienzos” , las intenciones nunca serán suficientes, las intenciones no son hechos, son deseos, la diferencia entre un soñador y un emprendedor son las acciónes. En este caso de perdón y olvido, este joven se levantó y fue al encuentro, sus expectativas dado a su condición y orgullo pasado eran muy bajas, pero cuando llegamos a Dios con corazón humilde, sencillo y humillado, Él nunca nos dejará igual, su padre le restituyó su condición de hijo.

¿a quién tienes que perdonar? ¿Qué excusas te están impidiendo avanzar? ¿Qué cuerda te tiene atado al pasado o al dolor?

Lo hermoso de este pasaje es que el padre a lo lejos ve a su hijo, y no espera que el llegue, es solo tomar la decisión de volver y el irá al encuentro de sus hijos. Una frase en la cual reflexiono cada vez que leo esta historia es:

“El hijo pródigo salió de la casa del Padre, Pero nunca salió del corazón del Padre”.

@glopezsegura

Este pasaje termina con una gran fiesta, una restitución nacida de la voluntad y acción de alguien dispuesto a asumir su responsabilidad.

3. Toda decisión enfrenta oposición.

Esto no es algo nuevo y también lo mencionamos en el devocional pasado, hay una realidad no podemos vivir nuestra vida tratando de agradar a todas las personas, la gente nunca estará conforme con tus decisiones, sean para bien o para mal. A veces no perdonamos pensando en que pensará nuestra familia, o nuestros amigos, muchas veces no retomamos por malos consejos de otros, lo cierto que decidas lo que decidas no podrás hacer feliz a todos.

Cuando el hijo pródigo volvió, la primera persona que no estuvo de acuerdo fue su propio hermano, el cual no se alegró por su llegada, todo lo contrario, se molestó por la gran recepción que su hermano recibió. En ninguna parte de la parábola se menciona que el muchacho hubiese basado su decisión pensando en su hermano, de seguro lo hubiese pensado 2 veces más, el solo se enfocó en su Padre, el perdón del padre es más que suficiente para cubrir nuestras faltas y errores.

Esta historia nos habla de dos hijos perdidos, uno obvio y fácil de reconocer por lo público de sus pecados, pero otro que se consideraba santo, con pergaminos y que nunca “defraudó” al padre, pero que cargaba pecados muy profundos en su corazón.

¿Lo ves? ¡Sin salir de casa, el hermano mayor estaba a millas y millas de su padre!

La parábola de Jesús nos recuerda que solo aquellos que admiten su necesidad de la gracia y la reciben, pueden realmente celebrarla.

Vamos a iniciar una semana de Reedificación, lo primero que tenemos que admitir es que hay cosas en nosotros que deben ser destruidas, algunas quebrantadas, otras necesitan menos trabajo quizás, pero a menos que no reconozcamos que necesitamos ese cambio, nada cambiará. Recuerda, reconocer, tomar acción y enfocarte en que Dios tiene sus brazos abiertos para perdonarte y comenzar a caminar contigo en este camino de reedificación, de restitución.

 Aquí puedes descargar el PDF del Devocional Reedificando Día 1

Aquí puedes ver el video devocional del día : https://www.instagram.com/p/CKwA4jxAJkR/

 

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