Aveces nos estancamos en aguas quietas que no representan ningún peligro, estamos cómodos, solo metemos los tobillos, quizás estamos hasta los lomos de agua, de igual manera nuestros pies siguen en piso, estamos seguros!
Nadar implica soltar el piso, dejar de aferrarse a tierra para moverse en las aguas, a veces nos sentimos estancados y buscamos culpables, pero somos nosotros los responsables, porque el río se sigue moviendo, Quien se mete al Río no se estanca, avanza… Está en movimiento, Las corrientes te llevan en una dirección. Debes nadar para no quedarte en el mismo sitio.
«Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.»
Ezequiel 47:5
Muchas veces las verdaderas riquezas se encuentran sumergidas, bañarte encima de un arrecife de coral con la cabeza fuera del agua es perderte el 99% de la acción, meter tu cabeza, sumergirte y bucear no es lo mismo, de seguro descubrirás un nuevo mundo, ten en cuenta que lo más preciado no está a la vista de todos.
El petróleo está en lo profundo de la tierra o mar, el oro en lo profundo de las montañas, los diamantes igual en lo profundo, es más los tesoros muchas veces se esconden en lo profundo, no son accesibles a todo el mundo, requieren búsqueda, perseverancia, y dejar el temor a un lado para ir tras el tesoro, requiere movimiento! Salir de confort!.
Espiritualmente hablando necesitamos escudriñar más, profundizar en búsqueda de tesoros que no están a la vista de todos. Salir a buscar los tesoros requiere búsqueda y movimiento.
Allá vamos siguiendo la corriente de Dios, sumergidos constantemente, descubriendo, sin cansarnos de asombrarnos, cada vez descubriendo nuevos caminos guiados por Dios.
Meterse en el río de Dios, es un acto de fé, es dejarse guiar por Dios, sumergirse en el río es vivir vidas coherentes 24/7 , es soltar tus pies y someterte a la voluntad de Dios, al final de la visión de Ezequiel vemos los beneficios del río de Dios, de nadar guiados por Dios.
«Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río.»
Ezequiel 47:9 «Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.»
Ezequiel 47:12 RVR1960
Quien nada en el río de Dios, vivirá, tendrá provisión y medicina! Creo que llego el momento de sumergirnos más! Lánzate, Sumérgete y Nada en el Río de Dios. Más práctico? Actúa, busca de Dios y déjate guiar por Él!